Cuando los niños autistas responden a las correcciones o reprimendas haciendo algo que saben que a los adultos no les gusta, se puede atribuir a varios factores relacionados con sus habilidades de comunicación, comprensión emocional y cómo manejan el estrés. Es importante entender que estas respuestas no están destinadas a lastimar o desafiar deliberadamente, sino que son el resultado de su falta de habilidades para manejar situaciones difíciles. A continuación se presentan algunas razones comunes detrás de estas reacciones.
Dificultad para entender el contexto de la reprimenda
Muchos niños autistas luchan por entender el propósito de una reprimenda o corrección y no siempre comprenden claramente por qué lo que hicieron estuvo mal. En lugar de ver la reprimenda como una guía para mejorar, pueden sentirse injustamente atacados o no entender lo que se espera de ellos. Esta confusión puede llevarlos a participar en comportamientos que saben que no les gustan, como una forma de expresar su frustración o malestar.
Estrategia de afrontamiento para el estrés o la ansiedad
Recibir una corrección puede ser muy estresante para un niño autista. La ansiedad causada puede llevarlos a reaccionar con comportamientos desafiantes como una forma de liberar la tensión acumulada. En esos momentos, hacer algo que saben que a los demás no les gusta puede convertirse en una forma de canalizar su angustia, ya que carecen de estrategias más adecuadas para lidiar con el estrés.
Falta de estrategias para comunicar emociones
Los niños autistas a menudo enfrentan dificultades para identificar y expresar sus sentimientos. Cuando se les reprende, pueden sentirse frustrados, tristes o enojados, pero carecen de las palabras o las habilidades para comunicar estas emociones. Como resultado, pueden recurrir a acciones que provoquen una reacción visible, aunque no sea positiva. Esto se convierte en una forma de expresar su angustia de una manera que los demás pueden percibir.
Sensación de injusticia y deseo de control
Para algunos niños autistas, una reprimenda o corrección puede parecer injusta, especialmente si no entienden claramente por qué se les está corrigiendo. En tales casos, la necesidad de recuperar el control de la situación puede llevarlos a desafiar las reglas como una forma de equilibrar el contexto y reclamar algo de poder en lo que perciben como una experiencia injusta o incontrolable.
Reacción a la sobrecarga sensorial o emocional
Durante una corrección, el niño puede sentirse abrumado tanto emocional como sensorialmente. Las voces elevadas, el lenguaje corporal intenso o la presión de la situación pueden llevarlos a un estado de sobrecarga, lo que resulta en una respuesta desafiante. En estos momentos, su capacidad de pensar racionalmente se ve comprometida y simplemente intentan liberar la tensión para aliviar su malestar.
En busca de una reacción predecible
Muchos niños autistas requieren previsibilidad y pueden actuar de una manera que les permite anticipar las reacciones de los demás. Al hacer algo que saben que a los demás no les gusta, buscan una respuesta conocida, ya que esto les da una sensación de control. Incluso si la reacción es negativa, la capacidad de predecir lo que sucederá les ayuda a sentirse menos perdidos en una situación que no comprenden completamente.
Buscar atención, incluso negativa
En algunos casos, el niño puede estar buscando atención. Si sienten que a menudo no reciben suficiente atención positiva, es posible que aprendan que actuar de manera desafiante garantiza una respuesta inmediata de los adultos. Para el niño, la atención negativa puede ser mejor que no prestar atención en absoluto, y el comportamiento se convierte en una forma de asegurarse de que alguien esté prestando atención, incluso si es para corregirlo.
Dificultades con la Teoría de la Mente
La teoría de la mente se refiere a la capacidad de comprender que los demás tienen pensamientos, emociones e intenciones diferentes a las propias. Algunos niños autistas luchan con esto, lo que les dificulta comprender cómo sus acciones afectan negativamente a los demás. Cuando se corrigen, pueden ser incapaces de empatizar con los sentimientos de los demás o comprender las consecuencias emocionales de sus acciones, lo que lleva a respuestas que parecen desafiantes pero reflejan una falta de comprensión.

Ejemplo de escenario
Imagínese a un niño autista jugando peligrosamente, como lanzar objetos al aire, y un adulto le dice: «¡No hagas eso, es peligroso!» Es posible que el niño no entienda por qué se prohíbe algo que le gusta. En respuesta a este malestar, pueden tomar otro objeto y lanzarlo de nuevo, no para desafiar la autoridad del adulto, sino para expresar frustración o ansiedad o para buscar una reacción predecible para comprender mejor lo que sucede a su alrededor.

Cómo apoyar a los niños autistas en estas situaciones
Para ayudar a los niños autistas a manejar estas reacciones, es importante enfocarse en enseñarles habilidades alternativas para expresar sus emociones y estrategias para reducir el estrés. Las recomendaciones incluyen:
Proporcione explicaciones claras:
Explique de forma clara y sencilla por qué un comportamiento es peligroso o inapropiado, evitando que el niño se sienta atacado personalmente.
Valida sus emociones:
Ayude al niño a identificar y validar sus emociones («Entiendo que te sientas frustrado porque no puedes seguir haciendo eso») para que pueda aprender a expresarlas de manera más adecuada.
Ofrezca alternativas:
Ofrézcales alternativas para liberar la tensión, como una actividad física segura o una técnica de respiración para ayudarlos a calmarse.
Mantén un enfoque tranquilo:
Evite las respuestas o castigos exagerados, ya que pueden aumentar la ansiedad y aumentar el comportamiento desafiante.
Anticípate a las situaciones:
Prepare al niño con anticipación para situaciones potencialmente estresantes explicándole lo que podría suceder y cómo debe reaccionar.
Con el tiempo y el apoyo adecuado, los niños autistas pueden aprender mejores formas de manejar la frustración y comunicar sus emociones de manera positiva y efectiva. La paciencia, la comprensión y un enfoque positivo son esenciales para ayudarlos a desarrollar estas habilidades vitales.

Recomendación para los padres
Es fundamental entender que si el niño ya se encuentra en un estado de crisis emocional o una «rabieta», este no es el momento adecuado para tratar de corregir su comportamiento o razonar con él. En estas situaciones, siga estos pasos:
Espere pacientemente:
Permita que el niño se calme antes de intervenir. Si es necesario, asegúrese de que estén seguros para evitar que se lastimen a sí mismos o a otros, siempre usando movimientos suaves y un tono de voz tranquilo. Evite gritar, castigar o reaccionar negativamente, ya que esto solo intensificará la crisis y hará que sea más probable que vuelva a suceder.
Actúa positivamente una vez que estés en calma:
Cuando el niño se haya calmado y tú también hayas recuperado la compostura, ese es el momento ideal para abordar la situación de manera positiva. Hable con calma y claridad, valide sus emociones y ofrezca alternativas adecuadas para expresar lo que siente.
Modele la calma y el autocontrol:
Su capacidad para mantener la calma en estas situaciones es crucial. Los niños, especialmente aquellos con autismo, son muy sensibles al tono emocional de los adultos que los rodean. Si demuestra autocontrol y serenidad, estará modelando el comportamiento que desea que el niño aprenda.
La importancia de que los padres aprendan a mantener la calma
Ayudar a un niño a manejar su frustración comienza con el manejo de sus propias emociones. Estas son algunas de las razones clave para trabajar en esto:
Transmisión de seguridad:
Cuando se está tranquilo, el niño percibe que la situación está bajo control y puede sentirse más seguro.
Prevención de escalamientos:
Las fuertes reacciones emocionales de los adultos pueden intensificar la crisis del niño. Mantener la calma reduce el riesgo de escalada.
Enseñar con el ejemplo:
Los niños aprenden observando. Si ven que manejas las situaciones estresantes con calma, es más probable que imiten ese comportamiento.
Preparación para intervenir de manera efectiva:
Un adulto tranquilo está en una mejor posición para abordar la situación, analizar lo que sucedió y ofrecer soluciones constructivas.
Sugerencias para manejar estas situaciones
Practica técnicas de relajación:
Técnicas como la respiración profunda, contar hasta diez o visualizar un lugar tranquilo pueden ayudarlo a responder al niño de manera más efectiva.
Anticípate a las crisis:
Si conoce los factores desencadenantes de su hijo, prepárese emocionalmente antes de que ocurra un momento difícil.
Busque apoyo:
Hablar con terapeutas, maestros o grupos de apoyo puede proporcionar herramientas adicionales para manejar estos momentos.
Recuerda, cada crisis es una oportunidad para aprender. Si aborda estas situaciones con paciencia y amor, estará ayudando a su hijo a desarrollar habilidades que le servirán para toda la vida. La calma y un enfoque positivo son tus mejores herramientas.