Los síntomas del Autismo pueden variar de persona a persona, sin embargo, los dos principales actualmente usados para diagnosticar el autismo son los siguientes:
- Deficiencias persistentes en la comunicación y en la interacción social.
- Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades.
Algunos niños pueden desarrollarse normalmente durante los primeros meses o años de vida, pero luego repentinamente se vuelven introvertidos, pierden habilidades del lenguaje que habían adquirido o algunos se vuelven agresivos. En general, los signos se empiezan a observar a los 2 años.
Es probable que los trastornos del espectro autista tengan un patrón de comportamiento y un nivel de gravedad únicos en cada niño, desde un funcionamiento muy bajo hasta uno alto.
Además de las deficiencias en el habla y los patrones de comportamiento, los padres podrían notar diferencias en la forma como su hijo se relaciona con sus pares o niños de su edad.
Algunos patrones de comportamiento y diferencias sociales de los niños con autismo:
Un niño o un adulto con trastorno del espectro autista puede tener intereses, actividades o patrones de comportamiento repetitivos y limitados, e incluso presentar cualquiera de los siguientes signos:
- No mantiene contacto visual o establece muy poco contacto visual.
- Ausencia de búsqueda de consuelo en momentos de aflicción.
- No responde a la sonrisa ni a otras expresiones faciales de los padres.
- Ausencia de capacidad de imitación.
- No usa juguetes ni otros objetos para representar a la gente o la vida real en los juegos simulados.
- Ausencia de actividad imaginativa, como jugar a ser adulto.
- No mira los objetos ni los eventos que están mirando o señalando los padres.
- No señala objetos ni eventos para lograr que los padres los miren.
- No lleva objetos de interés personal para mostrárselos a los padres.
- Insistencia irracional en seguir rutinas con todos sus detalles.
- Limitación marcada de intereses, con concentración en un interés particular.
- No suele tener expresiones faciales adecuadas.
- No expresa emociones ni sentimientos y parece no ser consciente de los sentimientos de los demás.
- Tiene dificultad para reconocer señales no verbales, como la interpretación de las expresiones faciales de otras personas, las posturas corporales o el tono de voz.
- No demuestra preocupación (empatía) por los demás.
- Es incapaz de hacer amigos o no le interesa hacerlo.
- Repite exactamente lo que otros dicen sin comprender el significado (generalmente llamado repetición mecánica o ecolalia).
- No comienza ni puede continuar una conversación.
- Se refiere a sí mismo como “tú” y a otros como “yo”, y puede mezclar los pronombres.
- Con frecuencia no parece querer comunicarse.
- No responde cuando lo llaman por su nombre, pero sí responde a otros sonidos (como la bocina de un automóvil o el maullido de un gato).
- No dice palabras sueltas a los 16 meses.
- Prefiere las rutinas, el orden y los ritos; tiene dificultadas con los cambios o la transición de una actividad a otra. Se altera con el mínimo cambio.
- Se mece, da vueltas, se balancea, se tuerce los dedos, camina en la punta de los dedos de los pies durante largo tiempo, aletea las manos (comportamientos llamados “estereotípicos”).
- Tiene problemas con la coordinación y muestra un lenguaje corporal extraño, rígido o exagerado.
- Puede tener buena memoria, especialmente para los números, las letras, las canciones, las canciones publicitarias de la televisión o un tema específico.
- No habla o tiene un desarrollo tardío del habla, o bien pierde la capacidad que tenía para decir palabras u oraciones. (que con frecuencia se denomina regresión).
- Presenta conductas repetitivas y obsesivas.
- Realiza actividades que podrían causarle daño, como morderse o golpearse la cabeza.
- Se obsesiona con algunas actividades inusuales, que hace de forma repetitiva durante el día.
- Es más sensible que lo habitual a la luz, olores, sonidos (ruidos), luces, texturas y al contacto físico, pero puede ser indiferente al dolor o la temperatura.
- Se deslumbra con los detalles de un objeto, como las ruedas que giran en un auto de juguete, pero no entiende el propósito general o el funcionamiento del objeto.
- Tiene preferencias específicas con respecto a los alimentos, como comer solamente unos pocos alimentos o no comer alimentos con una determinada textura.
- Se obsesiona con un objeto o una actividad con una intensidad o concentración anormales.
- Mira o contempla de forma inusual, mira a los objetos desde ángulos poco comunes.
- Se resiste a los abrazos y las caricias; además, parece que prefiere jugar solo y se abstrae en su propio mundo.
- No puede mantener ni iniciar una conversación o, tal vez, inicia una solamente para pedir algo o nombrar elementos.
- Habla con tono o ritmo anormal y es posible que utilice una voz cantada o que hable como un robot.
- Repite palabras o frases textuales, pero no comprende cómo usarlas.
- No parece entender preguntas o indicaciones simples.
- Aborda interacciones sociales de forma inadecuada comportándose de manera pasiva, agresiva o perturbadora.
- Algunos niños con trastornos del espectro autista tienen dificultades de aprendizaje y algunos presentan signos de inteligencia inferiores a lo normal.
- Otros niños con este trastorno tienen una inteligencia entre normal y alta, aprenden rápido, aunque tienen problemas para comunicarse, aplicar lo que saben en la vida diaria y adaptarse a situaciones sociales.
Con la ayuda de terapias y a medida que maduran, algunos niños con trastornos del espectro autista socializan más con otras personas y muestran menos alteraciones del comportamiento. Algunos, generalmente los que tienen problemas menos graves, con el tiempo pueden llevar una vida normal o casi normal. Sin embargo, otros siguen teniendo dificultades con el lenguaje o las habilidades sociales y, en los años de la adolescencia, sus problemas de comportamiento y emocionales pueden empeorar. Por eso es muy importante tratar de ayudarlos lo más que se pueda para que en el futuro tengan una mejor calidad de vida.