Si tiene alguna preocupación referente a cómo su hijo, juega, aprende, habla, actúa o se mueve, hable con su pediatra.
Recuerde, usted conoce mejor a su niño y sus inquietudes son importantes. Juntos, usted y su pediatra encontrarán la mejor forma de ayudar a su niño. Si no se siente cómodo con los consejos del pediatra, busque una segunda opinión.
No espere. ¡Reaccione con prontitud puede marcar la diferencia!